Sin embargo, esta medida provoca que se genere una diferencia entre el precio que cuesta comprar el gas (ilimitado) y el precio al que se vende para generar luz (limitado). Esta diferencia se reparte entre los consumidores (con pocas excepciones), por lo que actualmente el precio de la luz tiene un concepto adicional: el coste de este tope al gas, que varía a diario dependiendo de cuál sea esa diferencia cada día.

Tarifas con el tope del gas

Esto ha provocado un cambio en las tarifas fijas.

Actualmente existen dos tipos de tarifas fijas: las que incluyen el tope del gas dentro del precio ofrecido y las que lo dejan fuera.

Las tarifas con el tope del gas incluido de entrada parecerán más caras, ya que tienen este concepto interno en el precio, pero justamente por eso garantizan un precio fijo por cada kWh, tal y como lo han hecho siempre las tarifas fijas.

Por otra parte, las tarifas fijas con el tope no incluido lo que ofrecen es un precio por kWh de entrada más económico, pero después añaden a diario el coste del tope del gas, que se suma a este precio base. De esta forma, a pesar de llamarse tarifa fija y parecer más económica en un primer momento, hay que tener en cuenta que el precio real en la factura de cada kWh variará según lo haya hecho el tope, pudiendo así aumentar sensiblemente. Dicho de otra forma: el precio de base es fijo, pero el complemento del tope del gas, que se suma a ese precio, no lo es. Y, en ocasiones, este complemento ha llegado a superar el precio base de la energía, por lo que el efecto en el precio final es considerable.

Por tanto, es muy importante, cuando se comparen ofertas eléctricas fijas, asegurarse de si el tope del gas está incluido en el precio o no.

En los casos en los que haya mucha diferencia de precios entre dos ofertas, es muy probable que una la incluya y la otra no.

En las tarifas variables como la de Barcelona Energia, el tope del gas está siempre incluido en el precio, puesto que son tarifas indexadas al precio real del mercado.